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la fotografía fue tomada por Ernesto More, en ella figura además su esposa. el lugar corresponde al frontis de la iglesia de Pomata y no la de Juli como dice en el texto de de la imagen |
Para Carlitos Oquendo,
que cumple 106 años de vitalidad
a prueba de todo.
Cuando se publicaron los “5 Metros de poemas” Oquendo hizo, sin quererlo, un duelo poético a las generaciones posteriores, un duelo que él sigue ganando, un duelo que con los años tiene más adeptos. Su obra se ha constituido en un arma mortal de ritmo y pureza espiritual que hiere y atrapa a sus lectores, así las victimas pueden contarse a millares en el mundo entero, desde Vargas Llosa, quien le rindió tributo en su discurso de recepción del Premio Rómulo Gallegos en 1967 hasta los jóvenes que empapelan y pintan las calles de Puno con poesía y frases alusivas a la república de las letras: “viva el Coronel Aureliano Buen día, presidente de la república” o “Carlos Oquendo de Amat, congresista” (1). Efervescencia que crece cada vez que alguien entra en contacto con la poesía de Oquendo.
Carlos Augusto Oquendo de Amat nació en Puno, un lunes 17 de abril de 1905, hijo del Dr. Carlos Belisario Oquendo Álvarez y de Zoraida de Amat Machicao. Llevó una vida intensa y trágica, lastimosamente, como los grandes íconos no tuvo mucho tiempo para vivir, cumplió un extraño designio autoimpuesto, ya que falleció a los, apenas, 30 años en Navacerrada, España, víctima de tuberculosis al igual que su padre y madre.
Carlos Belisario Oquendo fue seguidor y militante del positivismo ortodoxo francés, hecho por el que le puso, a su hijo, el segundo nombre en honor a Augusto Comte, la importante actividad política del padre aún no ha sido estudiada, ni tampoco su relación con Gonzales Prada ni los debates en torno al desarrollo peruano, así como su participación en el naciente movimiento federalista peruano y su alejamiento del civilismo (2), hechos por los que fue perseguido y sepultado en el olvido, junto a su hermano Nicolás Oquendo y que, además casi logran sepultar la obra de su hijo Carlos Augusto, cuya imagen fue rescatada por Mario Vargas Llosa y la Promoción Intelectual Carlos Oquendo de Amat (PICOA) en la década de los 60 (3).
Los hallazgos de Omar Aramayo (4), José Luis Ayala (5), Rodolfo Milla (6), Carlos Meneses (7) y los de Carlos Germán Belli (8) nos brindan luz sobre la misteriosa y brevísima vida del poeta y su entorno trágico e intenso por la efervescencia política y literaria que se desarrolló en ese entonces, período que puede considerarse bien como la expresión más pura e intensa en el vanguardismo peruano (9).
Entre los 17 y 23 años, el autor, nacido en Puno, escribió poemas que publicó en revistas como Amauta, Qosqo, Figulina y Sur, además de los 18 textos que recogió en “5 metros de poemas”, su único libro publicado, que constituye además en la única obra que nos queda de él, un manifiesto intenso de su actividad creativa y de compromiso con la estética de su tiempo. Era 1928 cuando la Editorial Minerva publicó la primera edición de los “5 metros de poemas” que se convirtió en poco tiempo, en el primer intento de renovación poética, luego le seguirían poetas conocidos como Juan Parra del Riego, Alberto Hidalgo y el memorable César Vallejo.
“5 metros de poemas” es un libro que no tiene páginas, es un plegable, un acordeón que extendido alcanza los cinco metros de los que habla el título, es como una cinta fílmica que presenta imágenes concebidas entre la ternura, la locura, el dolor y la tecnología, divididas por un intermedio de 10 minutos. Aunque con propósitos distintos, es un lejano antecedente de “Blanco” de Octavio Paz.
En este libro están presentes los signos de la primera vanguardia, la completa libertad para crear un mundo imaginario, juegos tipográficos que construyen espacios hiperrealistas y aperturas a espacios visuales que juegan y se intersectan con la percepción arbitraria de la realidad, dinamismo llevado a un juego fílmico. Se trata de un texto en el que dominan las notas ultraístas y creacionistas; pero también ofrece una riqueza enjuagada en el onirismo surrealista que sugiere imponentes sugerencias del cinetismo imperante en la Francia de ese período, cultura que sin lugar a dudas le fue heredada del Padre.
Cargado de influencias de Tzára, Eluard, Bretón, Rimbaud y Mallarmé, entre sus principales lecturas, Carlos Oquendo de Amat impregna su quehacer poético también del espíritu innovador de Cesar Vallejo y José María Eguren. Según los estudiosos de su obra, el estilo y las características que Oquendo muestra en su única obra son difícilmente clasificables en un determinado género y es que Oquendo anuncia su versatilidad y plasticidad desde el titulo de su libro indefinible “5 metros de poemas” (10), libro en el que la anécdota ha desaparecido por completo; el lenguaje es transparente y delicado; las imágenes vibran delicadamente como cuerpos volátiles en un espacio embrujado o encantado, entre el sueño y la vigilia. En sus imágenes el espíritu se hace líquido, y la edad se detiene en la niñez y la juventud, quizá por eso estos versos y el temblor emocional que su lectura provocan, se han mantenido intactos hasta hoy, sin envejecer ni siquiera un poco(11).
Así la obra de Oquendo de Amat representa una necesidad y búsqueda por el cambio e innovación, en un momento en que la dictadura de Augusto B. Leguía se encontraba en ebullición, en donde se moderan discursos para crear la ficción de que el indio será considerado como parte del estado nación que le niega toda participación. Una casta limeña que entraba en cambios económicos y sociales, con la influencia de nuevos pensamientos como el dadaísmo y el surrealismo europeo. Carlos Oquendo parece jugar con todo esto y plasmarlo de una manera poco tradicional.
“Cambiaria un tapiz antiguo, que trae una cesta de sonrisas…”, es el inicio de uno de sus versos, poema titulado “Obsequio”, se convierte en una perfecta alusión a las imágenes surrealistas y plásticas que espera crear en el lector, otra de las imágenes que transita por el onirismo llevado a un espacio impreso es “tuve miedo y me regresé de la locura…”. Sus versos son una contribución al juego poético, al coqueteo de la palabra y su significado cada vez más lúdico, en donde semasiología y onomasiología entrelazadas crean un nuevo sema. En este texto film cada verso constituye un reto a la imaginación. En el poemario, el lenguaje y las imágenes son clandestinos y se valen de elementos modernos para componerse, utilizando accesorios y espacios comunes de la vida diaria, como los trenes, las sombrillas, los mostradores, los transatlánticos y los ascensores. El uso de palabras poco poéticas se convierte en una innovación no solo del lenguaje, sino de la composición misma de los significados y por tanto, de la poderosa capacidad de componer imágenes que se convertirán luego en vehículos hipertextuales.
“5 metros de poemas” se convierte en una pieza imprescindible para la lectura, un poemario que debe leerse no solo con la imaginación al 100%, sino que además debe registrarse en la amplitud y dimensión de los sentidos, y dejarse atrapar por las visiones que hace casi cien años acompañaron al autor a crear una de las obras más importantes de la literatura universal y la pieza más representativa del Vanguardismo latinoamericano.
NOTAS
(1) Una vez Percy Zaga nos narró que junto a Omar Aramayo, Serapio Salinas y José Luis Ayala habían decidido pintar las calles con poemas de Oquendo; un grupo de jóvenes universitarios quisieron hacer lo mismo hace algunos años, lastimosamente nos encerraron en la comisaría de Puno, Hernán Cornejo tuvo que intervenir para que nos liberen. En el 2005 un grupo de jóvenes pintaron los poemas de Oquendo en 5 los cerros de Lima, promovida por la revista “dedo crítico” y la municipalidad de Comas.
(2) En Copiador de cartas, del año 1905, existente en el archivo de Henry Esteba Flores.
(3) Los integrantes del PICOA son: Omar Aramayo, Percy Zaga, José Luis Ayala, Serapio Salinas, Américo Valencia y Gloria Mendoza.
(4) En su tesis para obtener el grado de bachiller en la UNSA, “indagando en la vida de un fetiche”, lastimosamente esta tesis ha sido cercenada y su valiosa documentación casi se ha perdido.
(5) Ha publicado un libro casi completo dedicado a la biografía de Oquendo, se trata de un esfuerzo sin precedente, el libro titula “Carlos Oquendo de Amat: Cien metros de biografía, crítica y poesía de un poeta vanguardista itinerante. De la subversión semántica a la utopía social”, en editorial horizonte en 1998.
(6) Milla ha publicado una bella y extensa biografía que lleva por título “Oquendo” (en HIPOCAMPO EDITORES – 2006), se trata de un trabajo premunido de devoción al gusto por la poesía oquendiana.
(7) Meneses ha dedicado parte de su tiempo a encontrar la tumba de Oquendo en Navacerrada y a esbozar una biografía y el camino de la crítica de la poesía de Oquendo, es además junto a Aramayo uno de los iniciadores en los estudios sobre Oquendo.
(8) Dedica su tesis de Bachiller a Oquendo, es también uno de los primeros estudiosos de su obra.
(9) Oquendo fue estudiado y traducido al italiano por Riccardo Badini, quien ha logrado editar además “Resurrección de los Muertos” (en la ANR en el 2010), una obra inédita e Gamaliel Churata.
(10)“5 Metros de poemas” posee varias ediciones decorosas, desde la edición de la municipalidad de Lima, la de la Universidad Ricardo Palma, la de Aquelarre, hasta la más reciente hecha por Qhala Editores, que estuvo bajo el cuidado gráfico de Moises Bustincio y de quien firma esta nota.
(11)Junto a Luis Pacho, Victor Villegas, Simón Rodríguez, Hugo Lipa, Erdy Flores, Edy Sayritupac, Walter Paz, walter Bedregal, Darwin Bedoya y todos los de la generación puneña del 90 organizamos varios recitales de poesía en homenaje a Oquendo, de ello dieron cuenta la Revista Pez de Oro y el diario Los Andes.