miércoles, 23 de febrero de 2011

Cuando tenía que callar



“Cuando tenía que callar” de SAID GALLÓ es una Novela juvenil de corte intimista que acaba de ser publicada por “Qhala Editores” (serie ICARO EN VUELO). Su autora una joven nacida en Arequipa en 1989 enternece con esta bella pieza del ejercicio escritural, en donde Anny…”la personaje” de 21 años transita por la dificil geografía del temperamento humano, donde los abismos y las grutas de la depresión, la llanura del orgullo y los pantanos de la tristeza la obligan a asumir constantes cambios de personalidad y de carácter.

Sin embargo, Anny, llena de “ideas positivas” hará posible que el sol de la alegria, a pesar de todo, no se esconda con facilidad, como dice la narradora de este retablo de historias “en ocaciones es bueno que esté triste pues muestra sus sentimientos, es lo más normal como ser humano. Lo inconcebible sería que siga llorando y caiga nuevamente en depresión”.

Aquí un breve comentario de María del Pilar Carreño, editora adjunta de “Qhala Editores”: “ se suele decir, que ante nuestros ojos cualquier tiempo pasado fue mejor; sin embargo, esta afirmación toma otra ruta cuando se trata de remarcar líneas sobre heridas provocadas. La propensión al dolor es una exhortación que como designio divino o mundanidad lidia con nosotros a lo largo de nuestra vida, por momentos advertimos que no lo es todo y que la vida sin él también sería nada, nos sometemos a la presión de días exitados y generamos para vivir una serie de anticuerpos llamados resguardo de vida.
Ninguno de nosotros ha sido dado para una experiencia única entre los demás, cuando se refiere a reafirmarnos como humanos; es decir, que severa o ligeramente asumimos el determinismo de las civilizaciones, sus pesares, vicios e infiernos. No obstante, la mirada plena y primera hacia la vida ha de ser exclusiva y relevante para cada quien, descubrir el color de la naturaleza, el síntoma de la decepción o la llamada de lo sensorio y el placer. La inocencia marca la partida, a partir de ella lo prohibido se hace exquisito y lo pleno se hace anhelable porque una cosa es dejarse arrebatar por las olas y otra distinta ser arrastrado por ellas.

Leer, “cuando tenía que callar”, ha significado entender una vez más, que el horizonte juega distancias caprichosas para cada uno, sentir que no hay derecho de llamarse alguien en la vida de los demás si ello implica arrebatar el derecho a vivir y descubrir el mundo por voluntad personal; ha logrado además, desatar una mueca sonriente en un intento de salvar la lástima hasta convertirla en estribo”.

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